Narrativa Gudito

Hace mucho tiempo en un pueblo mágico y misterioso en el centro de Bolivia, vivía una muchacha huérfana de 18 años llamada  Tika. Se ganaba la vida limpiando casas de la gente del pueblo,  siempre trabajaba hasta altas horas de la noche. Tika era la chica más bella del pueblo.  Un día,  cuando volvía a casa, fue abordada por un borracho. Nueve meses después daba a luz en su casa a un hermoso bebé, el bebé nació con un problema en el corazón,  era incurable. Según el médico, no le daba más de dos meses de vida.  Ella amaba y cuidaba mucho de su hijo, nunca lo dejaba solo. Tika no quería perder a su hijo. Dos meses después alguien llamó a la puerta de su casa. Tika abrió la puerta, al otro lado estaba la muerte que había venido a llevarse a su hijo. Tika luchó con todas sus fuerzas contra él, no quería perder a su hijo, entonces  la muerte se fue  pero  dijo que volvería. Tika,  sabiendo que  volvería pronto i desesperada con su hijo en brazos  acudió a la casa de una bruja que vivía en la montaña, ella era la única que podía ayudarla.  Una vez ahí,  la bruja dijo que podía ayudarla, pero le pedía mucho dinero que ella no tenía. Entonces la bruja le dio otra solución y preguntó a Tika si estaba dispuesta a darle su corazón a su hijo. Sin pensarlo Tika dijo que sí, pero también le pidió otra cosa, al ver a Tika tan joven y hermosa, la bruja le pidió su juventud y belleza  y Tika miró fijamente a la bruja y dijo que sí, así salvaría a su hijo. Tika salió de la casa de la bruja con su hijo  en brazos, ella sólo  tenía 19 años pero su apariencia era de una anciana. Su hijo ya se encontraba  bien, iba a la escuela, se graduó  y consiguió una beca en una universidad muy lejos de casa. Tika se despidió  de su hijo con lágrimas en sus ojos, él quería ser médico para poder curar a su madre que estaba  muy enferma. El joven dijo que volvería pronto para cuidar de ella. Cinco años más tarde el joven se convirtió en un gran médico y volvió a casa. Cuando llegó, vió que en su casa se celebraba un funeral, era su madre que acababa de fallecer, lo único que su madre le había dejado fue una carta que decía: “querido hijo ahora que eres un gran médico lo único que te pido es que cuides de los niños del mundo y no permitas que ningún niño pase hambre o muera por ninguna enfermedad.  Ahora tengo que irme al cielo,  todo este tiempo siempre has estado en mi corazón, ahora cada vez que mires las estrellas acuérdate de mí, yo te estaré cuidando desde ahí”.

Gudito.

 

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