Nunca pensé que podría formar parte de esta experiencia cuando decidí apuntarme para participar en el programa Erasmus +. No me veía capaz de hacerlo, ni siquiera una vez fui escogida para esto. De la nada me dieron la noticia y esas palabras fueron las que cambiaron mi verano. Un mes en Praga, República Checa, y además, junto a mis amigas que también habían sido seleccionadas para formar parte de esta experiencia.
No me lo llegué a creer hasta que no estaba montada en el avión, de camino a mi destino.
Fue una sensación muy buena, llena de felicidad, junto a un poco de miedo de no saber qué podría pasar.
Todo el tiempo allí transcurrió muy rápido y fue fantástico. La residencia de estudiantes en la que nos alojamos era bonita y con gente muy agradable. Fue divertido conocer a muchas personas de todas partes del mundo.
Estuve haciendo prácticas en un museo muy conocido y céntrico de la ciudad. Fue increíble y aprendí muchas cosas, tanto sobre la cultura de los habitantes de Praga, como de la historia de todas las joyas del museo. Mis compañeras de trabajo siempre me ayudaban mucho y gracias a ellas pude aprender a hacer cosas que ni yo sabía que era capaz. Hablar y comunicarme con la gente en otro idioma allí fue difícil en algunos momentos pero aprendí mucho.
Por otra parte la ciudad es preciosa: ¡tantos lugares a visitar y tantas fotografías que inmortalizaron momentos tan bonitos!
Lo mejor del viaje fueron las salidas con todas mis amigas por el centro de Praga. Recuerdo que una vez intentamos ir a cenar y como la costumbre de ese país es cenar tan pronto, nos costó mucho encontrar un restaurante abierto para comer algo.
La convivencia con mis amigas fue genial. Es muy divertido poder compartir nuestros días y apoyarnos en todo.
Sin duda repetiría otra vez esta experiencia. Siento que me ha ayudado mucho a tener confianza en mí misma y a saber solucionar problemas diarios que cualquier persona puede tener.
El mejor verano de todos…
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