Nuestro emocionarnos Bitàcola en castellano

Durante el tercer trimestre los alumnos de 1º de la ESO, en ámbito lingüístico, en lengua castellana hemos empezado a confeccionar un emocionario, y para los que os preguntéis qué es, observar el término, y veréis que es un acróstico, formado por dos palabras, diccionario y emociones. Y algunos os podéis preguntar para qué puede servirnos un diccionario de las emociones, pues bien, es sencillo, un emocionario nos es muy útil para poder describir a través de las palabras lo que sentimos ante determinadas situaciones que nos plantea la vida.

La realidad es que hemos llegado a la conclusión de que a la hora de explicar una emoción, creemos que todavía nos falta el conocimiento lingüístico suficiente, el vocabulario, o las palabras. Si el lenguaje es lo que nos permite manifestar lo que pensamos o sentimos, entonces desconocer determinadas palabras y su significado puede limitar en gran medida la gama de lo que podemos manifestar. Incluso es posible que nos limite en nuestra capacidad para comprender lo que pensamos o sentimos, o piensan o sienten los demás. Y es que consideramos que pensar y hablar, por más que no compartan origen, son dos actividades muy vinculadas.

Así que, lo que hemos hecho durante este trimestre en clase es adquirir recursos para identificar nuestras emociones, para poder expresarlas de forma que los demás las comprendan y, así, aumentar al mismo tiempo el conocimiento sobre nosotros mismos. Hemos partido del análisis del libro Emocionario, de la editorial Palabras Aladas. Después, nosotros mismos, a partir de un listado de sustantivos ordenados alfabéticamente, que nos ha proporcionado nuestra profesora, hemos confeccionado una tabla de morfología por grupos, dónde hemos repasado las categorías gramaticales, y hemos ampliado nuestro vocabulario, ya que por ejemplo no sabíamos que existía un verbo que proviniese del sustantivo “celos “, y consultando el diccionario de la RAE, nos hemos dado cuenta de que efectivamente podemos conjugar “celar “. Además de distinguir que es un sustantivo, un adjetivo y un verbo de la misma familia léxica, hemos buscado sinónimos de nuestras emociones y hemos decidido ordenarlos según su grado de intensidad, ya que cuando nos avergonzamos, no es lo mismo sonrojarnos un poquito porque nos hemos sentido un poco ridículos ante una situación determinada, que pensar “tierra trágame “y querer que ocurra “tal cuál”, según el sentido literal de la frase.

La verdad que ha sido muy enriquecedor trabajar las emociones a través de la lengua, porque además de ampliar nuestro vocabulario y ayudarnos a expresar nuestros sentimientos con palabras, nos ha ayudado a resolver conflictos internos y a ser más empáticos con los demás.