“Voy a clase a transmitir mi pasión por lo que explico”

Isabel Fernández Herrero, profesora del Benaprès desde hace 25 años, nos responde a preguntas relacionadas con su profesión y con el instituto.

¿Cómo decidiste estudiar para ser profesora?
Bueno, en ningún momento pensé estudiar para ser profesora.  Decidí estudiar Filología porque me interesaba la literatura y me gustaba todo lo relacionado con las Letras. Mientras estudiaba, para ganar algo de dinero, daba clases particulares o de repaso durante los veranos. Una vez finalizada la carrera, con 23 años, fue prioritario para mí entrar en el mundo laboral, y la mejor opción era presentarse a las oposiciones para conseguir una plaza de funcionaria en un instituto. Por consiguiente, dedicarme a la enseñanza fue algo “natural “, porque el trabajo con el que me sentía más a gusto era transmitir mi conocimiento a otras personas.

¿Cuántos años hace que trabajas de profesora?
Llevo 35 años trabajando en un instituto. Antes, a la vez que me preparaba las oposiciones, estuve impartiendo clases de latín y castellano en una academia. Allí preparaba a personas mayores de 25 años que querían entrar en la universidad, ya que existía (y sigue existiendo) una prueba específica para ello. El alumnado era fundamentalmente femenino. Se trataba de mujeres de unos 40 o 50 años con muchas ganas de aprender. Además, eran muy afectuosas y agradecidas. Tanto es así que, cuando tuve que enfrentarme por primera vez a una clase de adolescentes, sentí pánico. Sin embargo, pronto me acostumbré a ellos. Y la verdad es que prefiero trabajar con jóvenes, llenos de una alegría y un vitalismo contagiosos.

¿Cuántos años llevas en el Benaprès? ¿En qué otros institutos has trabajado?
Llevo 25 años dando clases en el Benaprès, este curso es el vigésimo sexto. Mi primer instituto fue el “Pere Vives Vic” de Igualada, en el que había cursado el COU (Curso de Orientación Universitaria). Trabajé con algunos de mis profesores. Después obtuve la plaza en el “Molí de la Vila” de Capellades, el pueblo donde residía antes de trasladarme a Sitges.

¿Cómo crees que han evolucionado los estudiantes?
Es cierto que los jóvenes de antes mostraban mayor respeto por la figura y la autoridad del profesor. De todas formas, en términos generales, los estudiantes siguen siendo los mismos. La diferencia fundamental es la gran importancia que dan a los móviles y a las redes sociales, cada vez más en alza. El alumnado actual está acostumbrado a estímulos constantes. Y el aprendizaje implica concentración, esfuerzo e, incluso, aburrimiento. Eso es algo que no acaban de asumir muchos de los jóvenes de hoy en día. Ellos mismos son conscientes de eso, lo saben por sus padres o por sus hermanos mayores.

A pesar de todo, creo que la esencia de mi trabajo no ha cambiado tanto con el tiempo. Continúo entrando en clase y sigo encontrando caras diferentes, pero siempre el mismo espíritu y energía, renovados año tras año.

¿Cuál es la mejor manera, para ti, de hacer que una clase sea más dinámica?
Voy a clase a transmitir mi pasión por lo que explico, aunque sé que no siempre consigo transmitir ni mi pasión, ni siquiera el conocimiento. Con frecuencia encuentro “resistencia” en forma de diversas y sofisticadas corazas o trincheras (posiciones estratégicas en el aula, móviles a modo de escudos, capuchas de camuflaje, miradas somnolientas, esquivas u hostiles…).

Ahora bien, he de remarcar que, en ocasiones, consigo que los estudiantes me atiendan y, en consecuencia, me entiendan. La clase es dinámica cuando se produce la interacción entre alumno y profesor. Mi objetivo es siempre implicar al alumno y demostrarle que lo que estoy explicando (sea lengua o literatura) también forma parte de la actualidad y de la vida misma. Es muy gratificante cuando alguno reconoce todo esto y me lo dice. También lo es poner una buena nota en un examen, un trabajo o en una redacción.

¿Has ayudado a algún alumno a hacer el trabajo de investigación este año?
Sí, este año he llevado dos trabajos. A los alumnos de los TR, igual que al resto de alumnos, los he ayudado todo lo que se han dejado ayudar. Yo me muestro siempre dispuesta a orientar, resolver cualquier duda y corregir lo que me entregan.

¿En qué partes del trabajo has podido orientar más a los alumnos?
Mi labor consiste en orientar sobre la metodología y la estructura del trabajo, en corregir o seleccionar los textos que me presentan y en revisar el resultado, teniendo en cuenta todos los aspectos formales (índice, estructura…), sobre todo la corrección lingüística (coherencia, cohesión, ortografía). Es decir, generalmente puedo aportar más en cuestiones formales que en el contenido mismo del trabajo, ya que la mayoría de las veces los alumnos eligen un tema del que saben más ellos que yo.

¿Cómo llevas los cambios en el instituto por la covid?
Supongo que los estoy llevando como todo el mundo, con paciencia y resignación. De todas formas, creía que iba a ser peor; lo cual demuestra una vez más nuestra capacidad de adaptación a todas las circunstancias. Los primeros días de clase pensaba que sería horroroso e inaguantable permanecer dos horas en el aula con los mismos alumnos y, encima, con mascarilla. Sin embargo, ahora ya lo hemos asumido con normalidad.

De todas formas, las dos horas de clase seguidas no equivalen a dos horas de clase separadas, ni las clases virtuales se aprovechan como las presenciales. Lo más triste de todo es que los profesores hemos perdido gran parte de la vida social, apenas coincidimos, puesto que no hay un horario fijo de patios, como antes.

¿Qué consejo darías a todos tus alumnos? Piensa que leerán esta entrevista.
Les diría lo que les he dicho tantas veces: que se esfuercen y que no desperdicien las capacidades que tienen, que son muchas. Ah, y que hablen menos en mi clase. Muchos no saben que este es mi último curso. No “me” están aprovechando al máximo (alguno ni siquiera al mínimo). Y es una lástima, porque nunca más me volverán a tener en clase. Espero que la entrevista sirva para que tomen conciencia de esta realidad…(Risas).

 

Autores: Umma Cabrera, Mónica Carrasco, Pol Santó y Ceci Vicente

 

1 comentari

  1. Aline

    Es una pena que los buenos Profesores se van de la escuela y que la tecnología seguí avanzando de manera que interferir na formación con conteúdos necesario para vida de los alumnos y ellos no conseguir distinguir la verdadera essência do aprendizagem.

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