La Benvista et porta les obres premiades als Jocs Florals! (1)

 

El passat 23 d’abril l’institut Joan Ramon Benaprès va tornar a organitzar activitats especials amb motiu de Sant Jordi. La Benvista ja us va avançar el llistat complet amb totes les persones premiades als Jocs Florals. Ara, a més, us oferim totes les obres que van resultar guanyadores en les modalitats de poesia i prosa en llengües catalana i castellana. Gaudiu-los! (Fotos: Yol Bernadó)

1r cicle d’ESO:

POESIA:

LA ROSA NEGRA (Núria Gerbeau, 1r premi, 1r C, CATALÀ)

Era una rosa diferent,
no era perfecta, li anaven dient.
No tenia una tija recta, ni unes fulles fresques,
tampoc uns pètals fets amb sang de bèsties.
Però ella era feliç,
ja que no li calia que ningú l’exhibís.
Quan algú passava i la mirada girava,
no contemplava la bellesa que la rosa amagava.
Quan el prat de roses algú mirava,
ella ressaltava.
Veien que era diferent,
com si fos res dolent.
En el fons ella era perfecta,
perquè no tenia cap defecte.
I va adonar-se
que no necessitava ningú per poder estimar-se.

Prosa:

ESE VIAJE QUE LO CAMBIÓ TODO (Lucía Araque, 1r premi, 2n C, CASTELLÀ)

Era sábado por la tarde, y yo me encontraba mirando a través de la ventana del avión que en breves momentos aterrizaría en Mozambique. Esto se debía a que mis padres eran dueños de una cadena de hoteles que se extendía por toda Europa y
por otros lugares del mundo como lo era Mozambique, y tenían que ir allí por motivos relacionados con el trabajo. Así que, aprovechando que el viaje coincidía con las vacaciones, decidimos ir todos juntos y pasar unos días allí, en vez de que yo me quedara en la casa de mis tíos en Málaga, como era habitual.

Por aquel entonces yo tenía catorce años y estaba impaciente por salir al exterior, ya que llevábamos más de quince horas de vuelo, e incluso mis padres, los cuales lo habían llevado con gran sosiego, empezaban a ponerse nerviosos. Por suerte,
minutos más tarde el avión aterrizó y en menos de media hora llegamos al hotel donde nos alojaríamos, el hotel de mis padres.

Me quedé admirando aquella imponente entrada con cristaleras, a través de las cuales se podía observar aquella moqueta roja que tanta calidez transmitía, aquella majestuosa lámpara de araña que tanto resplandecía y aquella lujosa y acogedora
sala con sofás, donde se podía ver a algunas familias allí sentadas. Nosotros seríamos pronto otra de esas familias, ya que estaba segura de que lo primero que querrían hacer mis padres sería sentarse allí para reponer fuerzas después de un
tan largo viaje. Y efectivamente, tras dejar las maletas en nuestra habitación y darnos cada uno agradable baño de agua caliente, bajamos a aquella sala para tomar, en el caso de mis padres un café y en el mío un batido de fresa.

Ese primer día nos quedamos en el hotel y disfrutamos de la enorme piscina de agua cristalina y vistas a la playa que este poseía. Pronto llegó la hora de cenar y bajamos al restaurante. Se nos daba un trato especialmente bueno, y los camareros siempre pasaban por nuestra mesa a preguntar si necesitábamos algo, se notaba que todos querían caernos bien. Y con esa cena concluyó nuestro primer día en Mozambique.

A la mañana siguiente mis padres tuvieron una reunión y, como solo estarían unas horas ausentes, decidieron dejarme un poco de libertad para moverme por el hotel a mis anchas, exceptuando las habitaciones y zonas de trabajo. Durante la primera hora estuve en el jardín que había en lo alto del hotel. Desde allí podía ver gran parte de la ciudad en la que nos habíamos alojado. Me quedé allí observando hasta que, a unos cien metros de la playa, divisé a un grupo de personas de color. Estaban alrededor de un niño, parecía que este se había desmayado.

No sabía qué debía hacer al respecto. Quería ir a ver qué estaba pasando y tratarde ayudar, pero por otra parte sabía que mis padres se enfadarían conmigo si salía del hotel. No tenía mucho tiempo para debatir, así que ante la presión de la situación escogí la primera opción. Entonces bajé corriendo esas interminables escaleras que tenía el hotel hasta que, por fin, llegué a la planta baja. Una vez allí salí por la puerta y corrí hacia la playa. Sentía cómo las gotas de sudor recorrían mi espalda y mi frente, sentía mi cansancio, sentía cómo aquel radiante sol me sofocaba cada vez más, pero seguía y seguí corriendo, hasta llegar al final, hasta llegar a aquel lugar.

En cuanto me encontré delante de aquel grupo de personas, todas se giraron hacia mí. Yo también los miré a ellos, iban descalzos y estaban muy sucios. Además los niños estaban muy delgados, en especial aquel niño desmayado, nunca había visto nada igual. Entonces me acerqué a ellos y les ofrecí mi ayuda, pero no me entendían, así que probé a decírselo en inglés, y de esta manera conseguimos comunicarnos. Ayudé a llevar al niño cerca de la orilla de la playa para ponerle algode agua en la frente. Al principio no reaccionaba pero finalmente abrió sus ojos y se despertó. Recuerdo perfectamente las sonrisas de todas aquellas personas al ver que el niño se había despertado. Pude presenciar cómo su madre lo abrazaba y lo estrechaba fuertemente contra su pecho mientras alguna que otra lágrima brotaba
de sus grandes ojos color café y se deslizaba sobre su mejilla, su oscura y delicada
mejilla.

Entre todos trasladamos a aquel niño llamado Adil hasta su casa, donde yo le ofrecí un bocata y un pequeño tarro de mermelada que había cogido del hotel el día anterior. Vivían entre plásticos y barro. Sus diminutas casas estaban hechas de telas y algo de madera, y a pesar de todo eso, seguían afrontándolo con una sonrisa.

Su realidad era tan diferente a la mía. Mientras yo me alojaba en un hotel de lujo con piscina, ellos luchaban contra el hambre y las enfermedades; mientras yo tenía un armario a rebosar de ropa, ellos carecían de ella; mientras yo tenía de todo, ellos no tenían de nada… No era justo.

Mi estancia ahí cambió muchas cosas en mi, en mis valores, en mis principios, en mi percepción del mundo. Y me di cuenta. Me di cuenta de que había vivido en una jaula dorada que mis padres habían construido para mí. No conocía la pobreza, no conocía la tristeza más allá de la que sentía cuando me despedía de mis amigas en verano, no conocía la parte mala del mundo. Pero ese viaje a Mozambique lo cambió todo. Y desde ese día tuve claro que quería dedicar parte de mi vida a ayudar a estas personas. Estas personas que, simplemente, no han tenido la suerte de nacer en un lugar mejor.

A día de hoy ya soy adulta, y me siento orgullosa de decir que Adil, a parte del nombre de aquel niño, también es el nombre de mi ONG.

 

SANT JORDI (Mariona Castella, finalista, 1r C, CATALÀ)

Hola, soc en Jordi i segurament em coneixeu per la vella llegenda, però la veritat és que no us van explicar la història completa. Veureu jo vaig néixer en el cos equivocat, és a dir, que soc un noi transsexual i n’estic orgullós, mai me n’he avergonyit.

Sempre he sigut molt venjatiu, m’agrada demostrar a les persones quan estan equivocades, encara que, per estima o amor puc fer l’impossible.

Quan vaig sortir de l’armari tota la meva família em va acceptar fàcilment, excepte una de les meves germanes petites, que a ella va costar-li més temps, però no la culpo només tenia 4 anys i tampoc ho entenia gaire.

De ben petit m’ha agradat la llança i crec que soc bastant bo, així és com em van agafar per ser cavaller de Mont Blanc. Quan em vaig traslladar allà, va ser difícil acoblar-me al grup, per aquest motiu sempre feia les missions i encàrrecs que ens assignaven més aviat sol, no treballava en equip.

Quan ja feia un temps que vivia a Mont Blanc, mentre passejava, vaig veure a la princesa regant les plantes mentre cantussejava, aquella fluixa i delicada veu em va enamorar, va ser amor a primera vista. Quan es va girar i em va somriure, no vaig poder ni respirar. Cada vegada que veia o pensava el seu rostre em posava com un tomàquet i ella, quan em mirava, li brillaven els ulls i em somreia. Vaig jurar que sempre la protegiria. Malauradament, el rei posava la típica cara de decepció de pare sobreprotector, quan m’acostava a la seva adorada filla. Vaig deduir fàcilment que, al rei, no li agradava gens.

Quan va aparèixer el famós drac de la llegenda, jo vaig voler actuar, però sa majestat va dir que nosaltres ens quedéssim protegint el castell. Jo vaig seguir insistint però ningú em prenia seriosament.

Tu? Vinga home! No podries enfrontar-te ni amb un esquirol— deien amb un riure ximple. Cada vegada que sacrificaven alguna donzella jo era l’únic que intentava actuar, i tots em frenaven. Però quan vaig assabentar-me que sacrificaven a la princesa, ningú em va poder parar. Era l’oportunitat perquè el rei em permetés acostar-me a ella! I no podia deixar-la morir com si res.

Vaig lluitar contra el drac i quan per fi va acabar la interminable batalla, com tots sabeu, vaig regalar-li a la princesa una rosa que va brotar de la sang del terrorífic drac. El rei ens va acceptar i va permetre’ns casar-nos.͢͢͢

Quan ja portàvem uns mesos junts, vaig decidir explicar-li que jo era transsexual amb l’esperança que ella m’acceptés tal com soc, però estava equivocat. Ella se’n va anar, repugnada, corrents al seu pare a explicar-li el que havia passat. El rei no va tenir una reacció gaire diferent a la de la seva filla i em va expulsar del regne, amb l’amenaça, que, si no ho feia, em tallaria el coll.

Deixa un comentari

L'adreça electrònica no es publicarà. Els camps necessaris estan marcats amb *

XHTML: Trieu una d'aquestes etiquetes <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>