El conte de les catifes voladores

-Mama, hoy llegaré hacia las tres. Tengo una fiesta de aniversario en el  Elephant Club.
-Está bien, pero llámame cuando llegues y dime cómo vendrás.

4.01 a.m. Elia entra en casa, sube  las escaleras y abre la puerta de su habitación
sigilosamente. No viene sola, Marcos la acompaña. Marcos es el vecino, el nuevo vecino del
barrio. Un barrio donde tener un coche de lujo es algo imprescindible. Elia vive en ese barrio
residencial desde hace diez años, cuando su padre,  jefe de proyecto de uno de los edificios
más importantes que iban a ser construidos ese año. Lola, la madre de Elia, en cuanto vio la
casa se enamoró. Una casa de dos plantas y 300 m2. Con un jardín enorme, piscina interior y
exterior, cinco habitaciones, cuatro cuartos de baño, una cocina muy espaciosa, sala de cine
y otras muchas cosas. Digamos que tienen una vida de lujo ahora mismo y que se pueden
permitir casi todo.

-Lola, tenemos que hablar. Ha llegado una carta del banco. Hace más de tres meses que no
pagamos la hipoteca y este es el tercer y último aviso. Hemos de pagar o nos desahucian en
menos de un mes.
– Juan no hay dinero. No tenemos dinero- su cara es un poema. Sus lágrimas van cayendo. Juan
la abraza- Hemos de intentar vender la casa lo antes posible o de lo contrario…-no aguanta
más y empieza a sollozar.

Todas sus fotos, ropa, zapatos, sartenes, vajillas, cuadros, muebles y todo lo demás que daban
vida a la que hasta hace un mes era su casa están en cajas. En una hora la policía llegará y
tendrán que abandonarla. Después de doce años en esa casa se ven obligados a dejarla y tratar
de sobrevivir como puedan.

Lola llora sin parar, parece haber perdido veinte kilos y haber envejecido 10 años. Cuando
parecía que remontaban, pasó lo peor que podía haber sucedido. Margarita, la madre de Lola,
murió ayer. Ella era la única que tenían y con la que llevaban compartiendo hogar desde que
tuvieron que abandonar su casa, hace ya dos años.

-Mi pésame. Era una gran mujer.
-Gracias Encarni.
-Lola, hemos de hablar. El abogado de tu madre me llamó ayer.

Por segunda vez se ven en la calle. Su madre tenía un tipo de contrato del banco, en el que
el banco pagó el piso con la condición de que cuando muriese fuese propiedad de la banca.
Elia y Juanito están viviendo en casa de una tía de Madrid. Se han mudado. Juan y Lola son
vagabundos. Sí, viven en la calle. Hace ya dos años que ninguno de los dos encuentra trabajo y
no tiene a nadie en Barcelona. Lola ha perdido veinte kilos y lo único que le hace mantenerse
con vida son sus hijos, aunque no estén cerca de ella. Juan, busca de todas las maneras
posibles algo donde ganar dinero.

Elia está tumbada en su nueva habitación, donde también está su hermano y sus dos primos.
Odia esta vida. No tiene a nadie y cada vez echa más de menos a sus padres y al que era su
novio, Marcos. Cada noche llora y desea lo peor a esos banqueros y políticos y demás que solo
saben que robar dinero a la gente. Antes vestía de Miu Miu, Kenzo, Prada y otras muchas más;
ahora viste ropa de su tía. Odia su nuevo aspecto pero no es lo que más le importa en estos
momentos. Solo quiere que acabe la crisis y pueda volver con sus padres. Tiene 20 años y se
ha metido en la plataforma “stop desahucios” y la de los indignados. No estudia, solo trabaja
dos horas al día dando clases de inglés a niños estúpidos, repelentes y superficiales en una
academia de La Moraleja. Odia  a esos niños, ya que la mayoría son hijos de gente con grandes
riquezas sospechosas, pero es lo único que ha encontrado para poder aportar algo en casa.
Hoy es su cumpleaños y ni siquiera pueda salir a celebrarlo porque no tiene ni para pagar una
Coca Cola ni ganas. Pero por su sorpresa recibirá algo muy especial.
23.55 p.m. su tía abre la puerta de su habitación y hace gesto de hacer pasar a alguien.
¡¡Marcos!! El que fue su novio hace dos años ha venido desde Barcelona a verla. Después de
una hora en la que se han puesto al día, Marcos le entrega una carta.
-Elia, tu madre tiene un aspecto horrible y tu padre está desesperado. Este es su regalo de
aniversarios, me pidieron que te la entregase.

Marcos sale de la habitación y deja que Elia lea la carta tranquilamente. En el sobre también
hay un post-it donde hay escrito:
“Vale por una defensa de tu querido abogado el próximo día 14 de Junio en el juzgado de
Barcelona. Lucharé para que volváis a ser una familia unida y con un hogar en el que vivir.”

14 de Junio, 2015. Marcos se licenció hace ya tres años en la Universidad de Barcelona de
Derecho. Ahora ejerce en un buffet de abogados, junto a su padre. Lleva dos años preparando
este defensa. Quiere que le devuelvan el que fue el piso de su abuela si pagan una cantidad de
dinero razonable. Quiere por encima de todas las cosas a Elia en su vida, en su vida diaria.
Al principio no sabía por dónde empezar a prepararla pero entonces cayó en que todo el
mundo tiene derecho a una vivienda. Ese es el lema de su defensa, un derecho humano, el
derecho de una vivienda. Una defensa con la que recuperarán su hogar.

– Señoría y personas del jurado, henos aquí en este momento por culpa de la codicia de ciertas
entidades y personas, que mediante injusticias y despropósitos que enriquecen a los más
ricos, y hunden aun más si se puede a los más pobres han hecho de nuestra sociedad un circo
insostenible.
La de hoy es una sociedad corrompida, en la que especuladores del capitalismo se cubren las
espaldas mutuamente con políticos con las manos sucias.
Gente humilde, trabajadores, o bien personas que se ven frente a deudas que les ahogan, se
quedan fuera de sus casas por el afán de enriquecerse de unos pocos. Es imperdonable que
estas personas sean arrojadas a la calle sin un techo donde resguardarse.
La Constitución estipula, que toda persona tiene derecho a una vida digna, a un trabajo y una
vivienda… Actualmente nada de eso es cierto, no nos engañemos, es por eso que yo desde
aquí, les pido que den el primer paso, que pongan la primera piedra de las bases de la nueva
sociedad. Una sociedad que castigue a aquellos que comercian con la felicidad de las personas
por ser un poco más ricos, y una sociedad que nos garantice que personas que lo han perdido
todo como esta familia no pierdan jamás el bien material más preciado que poseen, su hogar.

Paula Gómez Páramo 4tA


Policies sense cor

Article 7
Tothom és igual davant de la llei i té dret a obtenir-ne la mateixa protecció sense distincions. Tothom té dret a una mateixa protecció contra qualsevol discriminació que violi la present declaració i contra tota provocació a una tal discriminació. 
 
En un camping on hi havien moltes famílies, la policia sempre hi passejava. Tenien ordre de posar multes encara que no s’hagues comes cap infracció, només per poder guanyar diners. 

Un dia d’estiu, mentre els policies buscaven on posar multes, una avia passejava amb el cotxe. Els policies van passar per davant d’ella i la van estimbar.

L’avia va rebre diversos cops i una bona multa

Ella estava disposada a anar a judici perquè sabia que no havia fet res. Els policies no es preocupaven perquè sabien que ells davant la llei són millors que ningú, i que se’ls creurien encara que tot sigues mentida.

Després de moltes discusions i judicis, un dels policies no aguantava veure amb quasi tots els ossos trencats i plena de morats.

Ell es va girar i va dir que diria la veritat. Tots els policies cridaven que no, però ell va dir que l’avia no va fer res, que allò ho feien perquè tenien ordre de posar multes encara que no hi hagués cap falta.

Els policies van perdre la placa. L’avia molt contenta li va agraïr al policia, però aquest, molt trist, li va dir que no tenia perquè agraïr-li, que ell s’arrepentia molt de tot.

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