Tras llegar a casa, el hombre que acompaño al ciego a casa se despidió de él y se fue. El hombre entró en la casa y se sintió solo y desolado, cómo es posible que me haya pasado eso, se preguntaba a sí mismo.
Estuvo un rato recostado contra la puerta de su casa hasta que decidió que lo mejor era ir a dormir y que al día siguiente si seguía igual iría al médico. A gatas y haciéndose un mapa mental de su casa llegó a su habitación y se subió a su cama y aunque parezca extraño se durmió enseguida.
Al día siguiente cuando se despertó, seguía viendo esa luz blanca pero cuando se iba a levantar le vinieron una serie de flashes inconexos. Él no entendía nada pero decidió concentrarse en esos flashes y distinguió el patio de su casa y había una voz que le repetía constantemente que fuera hacia allí.
Hizo caso a esa voz y se dirigió a su patio cuando llegó notó como flotaba y empezó a gritar pero una mano fue posada en su boca callándolo. Al instante, notó como tocaba tierra firme y le dijeron unas palabras que jamás olvidaría:
- El fin del mundo ha empezado
Y de pronto despertó.