Yo creo en la esperanza,
en que la esperanza tarda, pero llega.
La angustia de estar encerrado,
de no sentir esas cosquillas del aire,
cuando una suave melodía y ese sol que resplandece
en ese misterioso cuadro te hace reír.
Añoro esas miradas de pequeños ojos brillantes
que tímidamente miran cómo vistes, cómo caminas, cómo te ves…
Y, en todo eso, admiro a esas personas que luchan,
que luchan para sobrevivir, para ayudar y para llorar.
Yo vivo frente al sol,
con la esperanza de que algún día,
esta angustia, mi pesadilla, termine para siempre.
Yo creo en la esperanza,
en que la esperanza reside en mí y en mí permanecerá.
Angustia, ya no te veo,
con la esperanza yo te supero.
Paula Ripoll (1r ESO-C)