2020
Mireya Recio, 2n Batxillerat B
Durante este 2020, la muerte ha estado más presente que nunca para todos. Cada día escuchamos la cantidad de muertos que se ha llevado por delante la actual pandemia. Solo en nuestro país, se llegaron a alcanzar casi los 1000 muertos en un día, 1000.
La muerte no hace distinciones. Todos, tarde o temprano, tendremos que afrontarla.
Cada día nos enfrentamos a ella: desde que nos levantamos hasta que nos vamos a dormir. Esto significa que cada día que nos despertamos es un regalo que no apreciamos, pues no somos conscientes de lo valioso que es. Ver morir a otros nos debe hacer conscientes de nuestra propia mortalidad.
Parece que este año nos hemos vuelto más insensibles ante la muerte, la tristeza y el dolor ajenos. Y eso es deplorable. Como una vez dijo Stalin: «La muerte de un hombre es una tragedia. La muerte de millones es una estadística».
Valorar pequeñas cosas como estar con nuestros amigos, disfrutar de la brisa sin mascarilla, comer en un restaurante…
Pequeñas cosas que dábamos por sentado y que nos las han arrebatado de un día para otro.
Sí, un año duro, pero sobre todo, un año lleno de aprendizaje.
