El factor Ulises

¿Por qué el ser humano desafía sus límites para alcanzar la cima de las montañas más altas, o para atravesar en solitario los océanos en frágiles embarcaciones? George Mallory, protagonista junto con Andrew Irvine de la ascensión (¿fallida?) de 1924 al Everest, había respondido al periodista que le preguntó por el motivo de su anhelo de coronar la montaña más alta del mundo: “Porque está ahí”. Pero el afán de superación, rompiendo todo cinturón de comodidad, es común no solo a los épicos aventureros que presentó Edmond Sasson el pasado 3 de noviembre en el instituto al alumnado de 4º de ESO de Castellano, sino que es rasgo compartido por todo auténtico deportista… y también por los héroes de la Antigüedad clásica.

El Ulises homérico supera peligrosas situaciones gracias a su valor y astucia, secundados a menudo por la ayuda divina. Sin embargo, no le basta la simple supervivencia y, llevado por el ansia irrefrenable de conocer, quiere entrar en la cueva de Polifemo, escuchar el canto de las sirenas, explorar la isla de Circe y abandonar la seguridad de Calipso.

El héroe griego da nombre al “factor Ulises”, que la Psicología moderna ha identificado como un rasgo profundamente humano que se manifiesta de modo admirable en algunas personas. Edmond Sasson nos presentó unos cuantos ejemplos: Irvine y Mallory, ya mencionados, el increíble H.W. Tilman, Ann Davison, primera mujer en cruzar el Atlántico en solitario, la aviadora Sheila Scott o la formidable navegante Ellen MacArthur.

Pero la charla de Edmond buscaba también otra finalidad: demostrar a jóvenes de un estilo de vida intensamente activo que su opción vital es del todo compatible con el gusto por la literatura. El mismo, apasionado por el surf y viajero incansable, se vería truncado sin el contacto asiduo con sus autores preferidos.

¡Gracias, Edmond, por tu entusiasmo!