La casa de Bernarda Alba

Texto de Lluc Falceto, alumno de 3º de ESO.

El día 18 de febrero, los alumnos de 3º de ESO y 1º de Bachillerato fuimos en una excursión al teatro y al CaixaFòrum de Tarragona. A las 8:30 vinimos al instituto, como cada día, pero en lugar de dirigirnos hacia nuestras respectivas clases, esperamos en la puerta. En unos pocos minutos pasamos lista, subimos todos al autobús y arrancamos rumbo a Tarragona. Debimos llegar a la ciudad alrededor de las nueve, haciendo un ligero viaje de unos veinte minutos, y, tras recorrer los escasos metros que nos separaban del teatro y hacer cinco minutos de cola, entramos.

Fuimos a ver una adaptación de una hora de La Casa de Bernarda Alba, una obra de Federico García Lorca en la que una madre y sus cinco hijas, tres en la adaptación que vimos, pasan ocho años encerradas en casa para estar de luto debido a la muerte de su padre. Durante la historia pudimos observar la evolución de la relación entre la madre, las hermanas y hasta las criadas de la casa y la trama amorosa que se llevaba a cabo entre las tres hermanas: Martirio, Angustias y Adela y un hombre: Pepe el Romano. Es una obra dura que utiliza un lenguaje encantador y en la que se tratan temas como el duelo y la muerte, el sexismo y el machismo, que toman protagonismo constantemente, el amor en la juventud y el deseo de dinero y la arrogancia de las personas.

Al salir del teatro, subimos por la calle hasta el CaixaFòrum y, antes de entrar, nos dejaron una pequeña pausa para el desayuno. Nos dividimos en dos grupos y tomamos turnos para visitar la exposición. Una vez dentro pudimos hacer una visita guiada a través de una exposición de más de cinco mil años de antigüedad, que originalmente se encuentra localizada en el Museo Británico y que contiene mayoritariamente esculturas, herramientas, papiros y fragmentos de inscripciones o sarcófagos . Una guía nos acompañó y nos habló de Egipto, su religión y su cultura, relacionándolas con las piezas que tenían en exposición y descifrándonos los mensajes que transmitían los detalles de las esculturas. Estuvimos dentro de aquel museo una hora y media que se nos pasó volando.

Finalmente, nos dejaron el tiempo que restaba para que llegara el autobús para que diéramos una vuelta o nos lo gestionáramos a nuestro gusto, hasta que tocaron las 13:55 y llegó la hora de partir.

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