El pasado miércoles 8 de marzo, a muy temprana hora, los alumnos y alumnas de 2º de bachiller despegábamos hacia la capital nazarí: Granada. Una gran ciudad llena de secretos y detalles, entre ellos su olor, su color y ambiente en cada momento, así como sus barrios históricos, influenciados por diversas culturas.
Sin duda, cada ciudad tiene sus peculiaridades y por eso decidimos perdernos por las calles llenas de vida de la zona de la catedral hasta llegar al Paseo de los Tristes, llenos de alegría y vida para poder disfrutar de las maravillosas vistas a la Alhambra, monumento que pudimos visitar al día siguiente, conociendo sus espacios nazaríes de estilo andalusí.
Así mismo, también decidimos subir hasta el barrio del Sacromonte y Albaicín. Fue toda una experiencia pasear por las sinuosas callejuelas del barrio bordeadas de casas blancas y detenerse a leer cada frase escrita en las paredes. Aquel ascenso mereció la pena: llegar hasta el maravilloso mirador de San Nicolás. Un mirador lleno de esencia granaína desde el que puedes ver la grandeza y la belleza de Granada y su contraste con las montañas de Sierra Nevada en la distancia.
También, actividades como la visita a la Fundación Federico García Lorca (centro neurálgico del actual archivo de todos sus documentos) y un recorrido por la Huerta de San Vicente (residencia de verano de Lorca, donde se escribieron y trabajaron obras como el Romancero Gitano o Doña Rosita, la Soltera) nos dejaron con el corazón rebosante de conocimiento del pasado y
literatura. Conocer a Federico, como allí lo llaman, de la mano de expertos nos permitió reconocer el éxito del poeta español más internacional.
Antes de volver a casa, viajamos hasta Soportújar y Pampaneira, dos pequeños pueblos de Las Alpujarras. Cada uno con su historia fascinante y curiosa de conocer.
En retrospectiva, fue una sabia decisión para nosotros visitar Granada porque nos dejó recuerdos para toda la vida de su cultura, literatura, sentimiento e historia. Granada nos cautivó.
«Dale limosna, mujer, que no hay en la vida nada, como la pena de ser, ciego en Granada»
Millor no es pot descriure la magia d’aquesta ciutat! En aquest article has fet sentir al lector el més important: l’essència. Enhorabona Iker