Viatge de 1r de Batxillerat a Buchenwald

 

Vivimos rodeados de cosas que no comprendemos. Nacemos, crecemos y vivimos muchas veces sin preguntarnos qué ha ocurrido antes de que nosotros llegásemos a este mundo o cómo las decisiones que tomamos afectan a nuestro entorno y lo modifican para la posteridad. En pocas ocasiones levantamos la cabeza al cielo, observamos las nubes y nos cuestionamos cosas como por qué el ser humano es así, cómo funciona la sociedad, de dónde vienen los sentimientos o cómo gestionarlos. Eso lo dejamos para los filósofos de la Grecia Clásica. Tampoco nos surge el interrogante sobre por qué la persona con la que he hablado esta mañana ha tenido una reacción tan brusca o por qué el chico que siempre llega tarde suspende todas las asignaturas y nunca habla con nadie. Son cuestiones que quizás no nos preguntamos aquí, pero sí en sitios como Buchenwald.

Un viaje como este es una experiencia única, y no solo por poder compartirlo con tus compañeros, descubrir a gente maravillosa con la que jamás habrías hablado o lo mucho que te apoyan y quieres a tus amigos. Eso, aunque importante para gente como nosotros, es relativamente secundario comparado con lo que puedes llegar a aprender. Cómo una parte considerable de la sociedad se pueden volver asesinos en potencia, cómo una persona racista, xenófoba, homófoba y machista puede llegar al poder acompañado de todo un partido que piensa de la misma manera y además de forma democrática. Lo que sufrieron millones de personas, tratadas peor que animales, tan solo por ser como eran. Puedes leer sobre el nazismo y el Holocausto en libros de texto, pero nunca lo vivirás tan de cerca y comprenderás la magnitud que tuvo como visitando un campo de concentración o los distintos memoriales repartidos por Alemania y el resto de países afectados.

Además, estas reflexiones son aplicables al presente. Mientras leemos sobre la ascensión de Hitler y los gobiernos totalitarios antes de la Segunda  Guerra Mundial, los partidos de extrema derecha se alzan en Europa y una persona como Donald Trump es presidente de una de las mayores potencias del mundo. Debemos pensar sobre lo que el odio conlleva y no culpar sin motivo a diferentes colectivos por los problemas que afectan a nuestros países y, en definitiva, a nuestras vidas. Y no solo debemos pensar a gran escala, podemos plantearnos también por qué un ser humano en unas condiciones determinadas puede llegar a ser “malvado” y que no es del todo su culpa, pueden ser causas la educación que ha recibido y cómo ha crecido.

Lugares como Weimar, Erfurt o Buchenwald son ideales para este tipo de reflexiones, sumando las diferentes explicaciones que recibimos por parte de la guía sobre el totalitarismo y, en concreto, el partido nazi, su gobierno y el Holocausto. Explicaciones ilustradas con imágenes que nunca se borrarán de nuestra memoria, como el cuartel de la Gestapo en Weimar, la fábrica de hornos en Erfurt o la prisión, el crematorio y las barracas del campo. Son  tantas las historias que escuchamos allí, que muchas de ellas calaron muy hondo dentro de nosotros y nosotras. Personas como yo, mi compañera de clase o mi mejor amigo podríamos haber sufrido lo que tantos humanos sufrieron en campos como el de Buchenwald, y nuestros problemas al lado de ese sufrimiento no son nada.

Doy gracias por haber podido realizar este viaje y sumar esta experiencia a mis recuerdos, porque gracias a viajes como este, aparte de las risas y la amistad, algunos y algunas mejoramos como personas, aunque sea un poco, mientras aprendemos acerca de una de las peores tragedias que ha sufrido la humanidad en toda su historia.

PABLO VALERO, 1r B Batx.

 

 

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