Al girar la esquina del vetusto callejón, se topó con un rostro asimétrico. La superficie cóncava le devolvió la imagen grotesca de un fantoche.
El pasado 29 de abril, nuestros alumnos de primero de bachillerato se adentraron en el mundo valleinclanesco de luces y sombras y, entre escena y escena, hallaron la verdad en el fondo del vaso. Desapareció la máscara y surgió el esperpento.