Un 17 de septiembre, Inmaculada y su hijo Damián se mudaron a su nueva casa. Una masía muy antigua. Llegaron por un camino rocoso. Al final del camino. Detrás de su casa, había una casucha cochambrosa con un viejo pozo y un huerto abandonado. Madre e hijo entraron a su nueva casa. De repente comenzó una lluvia muy intensa y las luces se apagaron. Tuvieron que pasar la noche en la casa a oscuras y con velas.
Al día siguiente desayunaron en la fría cocina. Damian, observó desde la ventana la vieja casa cochambrosa y vio un espantoso anciano. Después de desayunar decidió ir a dar una vuelta con la imagen del viejo hombre en la cabeza. Empezó a caminar sin rumbo. Después de mucho rato caminando se dio cuenta que había un profundo bosque. Se atrevió a entrar y después de dar varia vueltas se dio cuenta que no podía salir que estaba dentro de un laberinto. Buscó desesperadamente la salida pero siempre regresaba al centro del laberinto. De repente vio una sombra, al acercarse se dio cuenta que era el extraño anciano. Nervioso y asustado se dirigió a él. Observó su cara blanca, sus profundos ojos azules y le preguntó cómo podía salir de allí. El viejo contestó: -Entregándome tu alma-. Damián asustado empezó a correr, se tropezó con una rama y comenzó a rodar por una colina, de repente se encontró fuera del laberinto. Horrorizado corrió hacía su casa.
Damián veía cada día el rostro del anciano desde la ventana, veía cómo sus ojos azules lo observaban desde la vieja casa, sentado junto al pozo. De repente un día dejo de verlo.Él creyó que había superado sus miedos. Una noche Damián estaba jugando en el desván y escuchó la voz de su madre que le avisaba para cenar. Empezó a bajar, cuando estaba por la segunda planta una mano rodeó su boca y dijo:no bajes yo también lo he escuchado. Era su madre.
Dani, Brian, Adam i Iker
