Donde se cuenta la salida de unos jóvenes estudiantes del instituto Montserrat Roig, grandes conocedores de las aventuras del  más famoso de los caballeros andantes y de  su fiel escudero.

Leyéronse discretas palabras de la venida de Don Quijote y Sancho a la noble ciudad de Barcelona, albergue de extranjeros y  archivo de firmes amistades.

Admirábase el caballero de los sabrosos razonamientos de su escudero, al que llamaba amigo, hermano, hijo, alabanzas preñadas de sincero afecto.

Correspondíale Sancho con no menos tiernos elogios sobre la bondad de su señor, nacidos todos de su alma sencilla y honesta.

Quiso Cervantes que su historia fuera la de una gran amistad fraguada al hilo de largas pláticas, de noches y días sin descanso entregados en los brazos de la Fortuna.

Y es que la mirada amable del autor del “ más hermoso, el más gallardo de los libros que pudiera imaginarse” siempre es esperanzadora.

                                                   Departamento de Lengua Castellana