Querido Lobo Feroz,
Soy Caperucita Roja y te escribo para decirte un par de cosas. Llevamos repitiendo la misma historia desde hace 10.000 años, 24 días, 11 horas y 4 minutos; creo que ya es un poco aburrido y tengo que recriminarte un par de cosas.
En primer lugar, me gustaría saber por qué eres tan pesado. Siempre que voy por el bosque recogiendo flores y para llevarle comida a mi abuela, tienes que aparecer tú y hacerme la vida imposible. Siempre apareces en el mismo sitio y siempre me engañas. Me haces coger el camino más largo y yo siempre caigo en la trampa. Me canso mucho y, encima, quieres comerme.
En segundo lugar, por si los argumentos nombrados anteriormente no fueran suficientes, quiero comentarte que no está nada bien lo que haces con mi abuela. ¡La sacas de la cama y la encierras en un armario! ¿Pero quién te has creído que eres? Por suerte siempre hay unos leñadores que nos salvan de tus sucias uñas.
En conclusión, creo que eres un poco pesado y siempre usas la misma estrategia. ¿Podrías ser un poco más original, no? Además, los niños y niñas que leen nuestra aventura ya deben de estar un poco hartos. Espero que reflexiones y me dejes en paz unos días, que yo también me merezco unas vacaciones.
Atentamente,
Caperucita Roja
Autor: Guillem Egea, 1 ESO C
