“Si alguien tiene algo que decir, que lo diga ahora o calle para siempre”.
Y yo me levanté y dije:
“Padre, pare la ceremonia, esta mujer no quiere al hombre con el que está a punto de contraer matrimonio”. El cura sorprendido arqueó una ceja y me preguntó: “¿cómo está seguro de eso?”
Y yo le dije: “Tan seguro como que soy su amante”. Entonces la agarré de la mano y huimos a bordo de esta moto. “¿Lo entiende, agente? ¿Podemos continuar ya?”
Él me dijo que la moto era robada y que quedaba detenido, yo sólo pude decirle: “Usted cree que habiendo pecado ante los ojos de Dios me voy a dejar detener por un mortal policía? Aceleré y nos matamos en la siguiente curva.
Y explícame: ¿Por qué estás tú en el infierno?