Dicen que un buen escrito se hace cuando se piensa en el propio escrito… Así me dedico en este relato a una “oda” a la lengua catalana. Hablo un poco de mi experiencia con ella. Algo, como aprender una nueva técnica, o más precisamente- utilizar, como el pintor, una nueva herramienta para dibujar un cuadro.
Por mi parte son estas palabras, no para distinción, sino un eterno ejercicio de imaginación, creación y contacto con el mundo. Esto para mi es lo escrito. ¡Vale! ¿Qué es para mí, entonces, soñar en catalán?
Es un mismo, tan diferente, un mismo ejercicio a partir de otras palabras. Dicen que hay de todo en el catalán. Siempre algo del francés, como el “merci”; del portugués, el “Bon día”; del italiano, como el “parlar”; del castellano, como el “mirar”.
Aquello que las personas entienden como una repetición, para mí es pura diferencia, que llamo apertura al otro.
Una lengua viva y resistente donde el mismo nace distinto.
Que hablan de la “L” geminada, si no como transformación única de lo mismo – la lengua.
Por supuesto, lo “mismo”: el pensar, el imaginar, el crear, siguiendo lo mismo, al mismo tiempo que cambia en aquello que el filósofo Gilles Deleuze llama de “encuentros potentes”.
Y así fue mi encuentro y mi satisfacción con la lengua catalana. Lean un actor brasileño, Machado de Assis- “en el alienista” en catalán. Un mismo libro leído antes, no original, ahora en otras circunstancias con otras palabras. Una experiencia magnífica. ¡Gracias catalán!
Nota: Explorando el espacio blanco de la hora: Este texto fue pensado en Portugués, con referencias francesas traducidas al Español y finalizado en catalán, para estar a la altura de este concurso. ¡Una experiencia, pienso, muy concurrente a los hablantes de la lengua Catalana! ¡Me encanta!.
Joao